Tienes que ser esa superheroína que estudie, trabaje, se encargue de la casa, cuide de los hijos, de la pareja y… no, no, no y ¡no! ¿Dónde he firmado yo todo esto?
Puedo ir a lo fácil, puedo hablar de los michelines o del tamaño de los pechos, pero este artículo es algo más que eso, aquí me pregunto ¿por qué no nos queremos las mujeres?
Los problemas de autoestima en las mujeres son una realidad. Estamos rodeadas de demandas y órdenes, de campañas de publicidad que nos dicen que es lo que “necesitamos” para ser felices, para poder ser quienes somos. Pero la realidad es que, siguiendo todas las directrices que se nos proporcionan, no llegamos ni a personaje de dibujos animados, estamos más allá del surrealismo, más allá del arte conceptual.
Los problemas de autoestima en las mujeres son una realidad. Cuando todo lo que te rodea -TODO- está dirigido de la misma forma, a veces cuesta discernir las cosas y diferenciar entre lo que te venden o lo que es la realidad, porque, en cierta medida, hemos acabado haciendo que, poco a poco, eso que nos vendían pase a ser lo que vivimos.
Muchas mujeres no se quieren. No se quieren porque siempre tienen algún pero. Este “pero” puede ser físico, material, emocional o intelectual, pero siempre lo ven ahí, estorbando, impidiéndoles disfrutar.
¿Y los hombres? ¿no se ven esos peros a sí mismos? ¡claro que sí! pero muchos han aprendido que no ganan nada preocupándose, que no tienen que darle vueltas y que, en la realidad, no importa tanto a los que les rodean.
¿Y por qué los hombres han aprendido esto y las mujeres no? Para esto tendríamos que retornar a nuestra infancia, como es nuestra educación, nuestra crianza y es que, en la sociedad en la que vivimos, por mucho que se quiera, no se educa igual a personas de distinto género.
Creo que todos lo hemos vivido o en nuestras propias carnes o en personas que nos rodean. A los hombres se les ve capaces, fuertes, resilientes y a las mujeres como damas indefensas a las que hay que proteger y, esa protección, nos está mandando un mensaje claro y evidente: que necesitamos ayuda, que no somos capaces por nosotras mismas. ¿Y eso qué crea? Exacto, inseguridades.
La realidad es que a las mujeres les cuesta más trabajo quererse porque sienten que siempre lo pueden hacer mejor. Tienes que ser esa superheroína que estudie, trabaje, se encargue de la casa, cuide de los hijos, de la pareja y… no, no, no y ¡no! ¿Dónde he firmado yo todo esto? ¿Qué tipo de letra pequeña existe en mi contrato de vida? ¿Por qué no puedo ser una mujer y punto?
Las mujeres necesitamos ir acompañadas de un hombre para no estar “solas”, tenemos que ir con cuidado por la noche porque nos pueden hacer algo, tenemos que llevar el escote necesario para seducir a nuestro entorno de una manera “femenina”, pero asegurarnos de taparnos en otras ocasiones porque puede llevar a malos entendidos, ¡que estamos muy locas! ¡que vamos provocando!
Pero hay mucho más. El otro día mismo me ponía la piel de gallina una mujer que me reconocía que nunca ha disfrutado con el coito, pero que siempre lo ha hecho “aguantándose” porque no quería que él se frustrase. Ejem. Si fuese un caso aislado no le daría importancia, pero la verdad es que es muy habitual que muchas mujeres dejen su sexualidad en manos de sus parejas. Toma, feliz cumpleaños cariño…
Damos vueltas a muchos problemas que surgen hoy en día intentando descifrar diferentes orígenes como quien se lanza en una nave en busca de una nueva galaxia, pero la realidad es que todas las inseguridades, todos los problemas de autoestima en las mujeres tienen un mismo origen: el machismo.
Es muy habitual que muchas mujeres dejen su sexualidad en manos de sus parejasLa desigualdad, los roles asignados en función de los genitales con los que vengas al mundo, las generalizaciones, las frases manidas, las ideas retrógadas, la lucha de poder… ¡argh!
¿Y qué podemos hacer al respecto? Querernos. A nosotras mismas. A nosotros mismos. Querer a las personas que nos rodean por lo que son, por lo que hacen, por lo que sienten, por como se identifican y no por lo que se supone que deberían de ser, pensar o hacer.
Que, desde luego, si algo sobra en este mundo son prejuicios, envidias, muertes y odio y, si algo alimenta y hace todo más grande, más brillante y más maravilloso, eso es el amor, en todas sus formas.
Así que ya sabes, si no te quieres querer por ti, al menos hazlo por la humanidad. En todas nuestras manos está que el mundo sea un poquito mejor.
Fuente con Licencia CC4.0: Malicieux Magazine – La autoestima en las mujeres por Marta G. Peris.