¿Tú también eres bipolar?

bipolar

Yo es que soy bipolar, cambio de opinión muy rápido” dijo cualquiera en múltiples ocasiones. Son muchos los conceptos de la psicología científica que se han diseminado en el lenguaje popular. Casi siempre se usan de forma errónea para etiquetar lo que sentimos o pensamos sobre nosotros mismos.

Términos como Bipolar, Doble Personalidad, Borderline, Autista, Depresión, Ansiedad, Nervios, Neurótico o Antisocial se aplican al hablar de nosotros mismos y de los demás, sin saber con certeza que significan e implican.

Yo es que soy bipolar, hoy quiero una cosa y mañana otra… en un momento estoy arriba y al minuto estoy abajo… de repente estoy feliz y luego triste… Comencemos por desgranar lo que creemos que nuestro incauto emisor está queriendo expresar realmente sobre sí mismo. Barajamos varias opciones:

  • Tengo un estado de ánimo cambiante, que puede ir desde el polo positivo (la extrema alegría) al polo negativo (la extrema tristeza). Definición literal de “bi-polar”.
  • Tengo varias personalidades, y eso hace que en cada momento cambie lo que quiero o deseo. Dando por sentado que no decidirse entre dulce o salado nos convierte en la Hidra de Lerna.
  • Soy inestable emocionalmente, las cosas que ocurren a mí alrededor tienen mucha influencia sobre mis emociones y sobre las decisiones que tomo a raíz de estas emociones. Lo que en andaluz viene siendo una veleta.

Tras haber entendido un poco mejor el mensaje, procedemos a encuadrar dentro de la psicología de verdad, qué implica lo que la persona dice y qué es lo que realmente está queriendo decir con la frase comodín.

Trastorno Bipolar

El Trastorno Bipolar pertenece a los trastornos del estado de ánimo. El estado de ánimo se define por la emoción (ira, alegría, miedo, tristeza…) mantenida y persistente que se experimenta de forma privada y subjetiva, y que puede llegar a ser observable por los demás.

La aparición de un estado de ánimo puede ser espontánea o desencadenarse por la presencia de estímulos concretos que originemos nosotros mismos o que se originen en nuestro ambiente exterior.

Cuando nos tiramos toda la tarde alegres (emoción básica sostenida en el tiempo) porque nos ha tocado la lotería (estímulo desencadenante externo) se nos pone una sonrisa de oreja a oreja (emoción positiva pasa a ser observada también por los demás).

El estado de ánimo es un continuo que posee dos polos diferenciados y opuestos: un polo positivo y otro negativo. Todos tenemos esa polarización en nuestro estado de ánimo: a veces tenemos un estado de ánimo más positivo y otras veces más negativo.

Pero en los extremos más extremos de estos dos polos encontramos dos estados de ánimo concretos: un estado de ánimo negativo conocido técnicamente como depresión o episodio depresivo; y un estado de ánimo positivo conocido como manía o episodio maníaco.

La diferencia entre una persona “normal” a la hora de vivir su estado de ánimo y una persona con trastorno bipolar, es que esta última alcanza grados más extremos de ambos polos y, además pasando de un polo al otro de una forma más rápida y frecuente de lo que es saludable.

Cuando alguien está viviendo un episodio depresivo, puede manifestar muchos de los siguientes síntomas: tristeza o sensación de vacío, llanto, irritabilidad, disminución del interés en actividades que antes si eran agradables, pérdida o aumento de peso, dificultades para dormir, sentimientos de inutilidad o culpa, etc.

Cuando se vive un episodio maníaco, puede experimentarse: una autoestima exagerada o sentimientos de grandiosidad, menor necesidad de dormir, verborrea o necesidad de hablar más de lo habitual, mucha dificultad para mantener la atención en algo de forma sostenida, implicación excesiva en actividades placenteras, etc.

Para que el lector entienda la gravedad del asunto, cuando la persona está en fase maníaca puede implicarse en múltiples actividades con las que naturalmente no estaría cómodo (inversiones económicas, actividades sexuales poco comunes o consumo de sustancias), pero es tal la exacerbada autoestima que se posee en ese momento, que se embarcan en todo lo que pueden y más.

Cuando alguien en una conversación cotidiana dice que alguien es bipolar lo hace para expresar ese cambio frecuente entre diferentes estados de ánimo opuestos, pero, como estamos viendo, es bastante probable que no sea tan extremo ni tan incapacitante como en el trastorno bipolar real. Así que no, de momento, no eres bipolar.

Trastorno de Identidad Disociativo (TID)

disociativo

Este es uno de los trastornos clásicos en psicopatología, de los más comunes si tomamos como referencia el cine negro y de terror, pero raro e infrecuente en el mundo real. En cualquier caso es singular y fascinante, y es conocido comúnmente como Personalidad múltiple. Hace alusión precisamente a eso: la persona que lo padece posee una o más personalidades además de la suya propia original.

El Trastorno de Identidad Disociativo se encuadra dentro de los conocidos como trastornos disociativos. Para entender qué es la disociación, conviene saber que nuestra “mente” está formada por un conjunto de procesos mentales (como pueden ser la memoria, la atención, la percepción, la identidad, etc.) que permanecen unificados en la mayoría de las personas sanas dotándonos de una identidad única, diferenciada y funcional.

No seríamos lo que somos sin el recuerdo de nuestro pasado, la forma en que percibimos el mundo o el conocimiento que tenemos sobre qué somos y quién somos. En los trastornos disociativos, esta construcción fuertemente unificada se separa y se produce una ruptura o disociación de estos procesos mentales quedando alguno de ellos alterado.

Estos estados disociativos suelen desencadenarse en la infancia por la vivencia de situaciones altamente estresantes que exceden con creces la resiliencia y las habilidades de afrontamiento de la persona. Ejemplos de esto pueden ser desastres naturalesmuertes cercanas, situaciones de abuso sexualconflictos bélicos o cualquier otro acontecimiento de similar crudeza.

En el caso concreto del TID, lo que se ha separado en varias partes diferentes sería la propia identidad del individuo, la persona en sí misma. En momentos en los que ser uno mismo de forma continuada es demasiado doloroso, se generan una o más personalidades paralelas que ayudan a tomar el control parcial de la existencia de la persona.

Estas identidades suelen tener un nombre, una biografía propia y un patrón propio y relativamente estable de percibir, interactuar y concebir el mundo y a sí mismo. Aunque no hay que olvidar que no estamos ante un hecho paranormal: la nueva identidad (que comparte muchos rasgos con la identidad original) no es más que una invención de la persona para poder seguir adelante, un mecanismo de defensa del que no se es consciente.

La relación que tiene la personalidad original con el resto de identidades es bastante curiosa, pudiendo ser de varios tipos:

  • Amnesia simétrica: cuando las personalidades (la original y las ficticias) no se conocen entre ellas y por lo tanto no comparten ningún tipo de recuerdo (la personalidad inactiva no sabe qué ha ocurrido cuando la otra estaba al mando). El paciente va dando señas a su interlocutor de quién es la personalidad que está hablando en cada momento, pero éstas no se conocen entre ellas y no son conscientes de estar “compartiendo” al individuo.
  • Amnesia asimétrica: cuando una de las personalidades sabe de la existencia de la otra, pero esta última no conoce de la existencia de la primera. Se dan situaciones impactantes donde al menos una de las identidades conoce a la otra y es consciente de la lucha que hay entre ambas por tomar el control.
  • Co-consciencia: puede ocurrir que la personalidad que permanece inactiva momentáneamente haga una vida por separado de la que habla cuando toma el control. Por ejemplo, una de las personalidades nuevas puede decir que es Satanás y que ha estado en el infierno para ordenar que hagan daño a la identidad original por haberse portado mal (se podría entender con esto que la persona se siente culpable y ha encontrado una forma bastante creativa y desesperada de autocastigarse).

Si en algún momento estás pensando usar el término “bipolar” para expresar la supuesta existencia de varias personalidades dentro de ti, programa antes quien va a ser tu portavoz oficial: Dr. Jekyll o Mr. Hyde.

Trastorno Límite de la Personalidad (TLP)

TLP-Límte

En muchos casos las personas quieren destacar lo inestable de su vida y de sus decisiones, y utilizan para ello el término “bipolar”. Este concepto que las personas quieren explicar podría parecerse a lo se conoce como Trastorno Límite de la personalidadTrastorno de la personalidad por inestabilidad emocional o Borderline.

Este es un trastorno del ámbito de la personalidad, definiéndose ésta como un conjunto de formas duraderas de percibir, pensar y relacionarse con el ambiente y con uno mismo, que se dan en muchos contextos personales y sociales.

La personalidad es resistente al cambio, se encuentra consolidada y es la misma a lo largo de las diferentes etapas vitales y contextos de la persona en distintas etapas vitales y contextos. Es difícil “cambiar de personalidad” de ahí la dificultad para tratar a personas cuya propia personalidad les acarrea problemas y malestar.

El TLP es una forma general de comportarse ante muchas y variadas situaciones, que se caracteriza por una inestabilidad en las relaciones personales, en el concepto que se tiene de uno mismo y en las diferentes emociones que se sienten ante una idea o acontecimiento externo.

Es definitorio de este trastorno el hacer grandes esfuerzos para evitar un abandono o rechazo de las personas queridas de su entorno (incluso cuando los indicios de este rechazo son meras suposiciones imaginadas por la persona) y, además, suelen alternar muy rápidamente el concepto que tienen de estas personas (pasan de idealizarlas a desvalorizarlas rápidamente y sin motivo aparente).

Hay una constante inseguridad acerca de si los allegados les quieren o no, y en muchas ocasiones van cambiando de pareja sentimental continuamente buscando sentirse amados y a salvo.

Son impulsivos en áreas que pueden ser peligrosas para ellos mismos (derroche de dinero, conductas sexuales de riesgo, abuso de drogas, conducción temeraria, etc.), debido a la dificultad que tienen para tener una vida estable y satisfactoria.

Su respuesta emocional es muy inestable, lo que quiere decir que pasan de emociones positivas a emociones negativas con mucha facilidad, y esto se debe a que su estado de ánimo (que no es más que el estado emocional sostenido en el tiempo) es muy dependiente de los cambios externo que vive en su entorno. Son personas muy permeables y susceptibles a los cambios y una mínima variación puede hacer saltar la chispa y cambiar el estado emocional actual.

A diferencia de lo que ocurre con los dos trastornos previos, el TLP está infradiagnosticado en la sociedad actual, es decir, están diagnosticados menos casos de los que se cree que realmente existen.

Por lo tanto, si te aplicas a ti mismo/a la etiqueta “bipolar” para describir episodios de inestabilidad como los aquí descritos y estos te causan un malestar importante, puedes contactar con la AMAI TLP (Asociación Madrileña de Ayuda e Investigación del Trastorno Límite de la Personalidad) en cuya página web disponen de un formulario para tener una Vídeo Terapia con un profesional de la salud mental que te oriente.

Conclusión

El mundo de la psicopatología es fascinante y esperamos haberos contagiado un poco de la curiosidad que a nosotros nos genera la complejidad del ser humano. Aclarar, por si hay alguien en la sala identificándose fuertemente con alguno de los trastornos expuestos, que, aunque toda persona que padece, por ejemplo, TLP es impulsiva e inestable, no toda persona que se considera impulsiva e inestable padece un TLP.

Las personas que sufren un trastorno mental también poseen aspectos de su vida que no son patológicos y para muestra un botón: es perfectamente factible que quien se considera la incuestionable reencarnación de Michael Jackson mire con desdén e incredulidad al loco que cree ser espía de la CIA cuando este se dedica a registrar con esmero la alcachofa de la ducha buscando micrófonos ocultos.

Y lo mismo piensa el Superagente 86 cuando ve al rey del pop cantando un desafinado Billie Jean con baile incluido. Que un aspecto de tu vida sea patológico no implica que el resto también lo sea; y el que haya aspectos de ti que te generen cierto malestar no significa que tengas un trastorno.

La línea que separa lo “normal” de lo “anormal”, o lo “sano” de lo “patológico” ni siquiera es una línea. Es más realista hablar de grados, de tendencias o de dimensiones, como una cuerda con dos cabos para cada aspecto de la persona, donde cada uno de nosotros está ubicado. Algunos más cerca de un extremo de la cuerda y otros más del otro.

Si nos admitís la ironía, las personas no somos “bipolares”, no somos blanco o negro, somos polifacéticos y estamos coloreados en distintos tonos de gris, cada uno con su singularidad y valor. Utiliza tu segunda personalidad para explicarle todo esto a tu compañero de oficina cada vez que este te confiese que es bipolar porque se le va la pinza muy rápido.


Para saber más…


Fuente con Licencia CC3.0Psicomemorias – Psicotraductor: ¿Crees que eres bipolar? por Javier Corchado.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Scroll al inicio