“Todos los grandes caminos comienzan igual, por un primer paso.”
En el mundo de la Psicología, y el crecimiento personal, hay una máxima que lleva más de cinco décadas existiendo y es, que tardamos 21 días en incorporar un hábito a nuestro día a día. La historia comienza con el cirujano Maxwell Matz quien en los años 50, advertía como sus pacientes tras una operación tardaban 21 días en acostumbrarse a una nueva nariz o a una prótesis en su pierna.
Estas experiencias empujaron al Dr. Maltz a realizar una observación detallada sobre si mismo, que interpretó afirmando que a partir de 21 días cambiamos la imagen mental que tenemos de aquellos comportamientos que realizamos, formando a partir de entonces en nuestra mente en forma de hábito.
¿Qué paso después? Haciendo un uso extensivo de esta afirmación (sin demasiado rigor científico) algunos de los exponentes en desarrollo personal, como Zig Ziglar, o Brian Tracy entre otros, comenzaron a recitar este número mágico para incorporarlo a sus técnicas, olvidándose en muchos casos que el Dr.Maltz hablaba de un “número mínimo de días” (seguro que fue un olvido sin importancia y no una técnica de marketing…ejem…ejem…).
Pero, ¿Qué tiene que decir la ciencia al respecto? ¿Mito o Realidad?
Lo cierto es que un grupo investigador del Universtiy College London, realizó un estudio publicado en el European Journal of Social Psychology, sin entrar demasiado en los datos que están en el estudio, este fue realizado en 96 personas durante 12 semanas, dando estos un feedback diario de cómo se sentían con su nuevo hábito.
Los hábitos fueron desde beberse una botella de agua durante la comida, hasta otros como correr 15 minutos antes de cenar.
¿Los resultados?
De media, tardaron más de dos meses en automatizar los nuevos comportamientos para poder considerarlos hábitos (66 días para ser exactos), si bien las tareas más difíciles podrían llevar hasta ocho meses en transformarse en hábitos incorporados a nuestro día a día.
Lo más interesante de todo, es que los investigadores encontraron como saltarse el comportamiento de manera muy esporádica durante los 66 días, no afectaba a la formación del nuevo hábito, lo cual ha de hacernos evitar caer en la decepción cuando un día no conseguimos nuestro objetivo, esto no es un “Todo-o-nada”.
¿Qué debemos hacer entonces para incorporar nuevos hábitos?
Las lecturas más importantes son:
- No caer en la trampa de los 21 días, si llegados no conseguimos hacerlo un hábito, sigamos adelante, no es nuestra culpa.
- No tenemos que hacerlo todo a la perfección, un par de errores no afectan a la consecución de nuestro objetivo, permitámonos errores y que estos no nos hagan caer en una espiral negativa.
¿Y tú, has incorporado algún nuevo hábito? ¿Cuánto has tardado? Puedes dejarme tus comentarios aquí.
Fuente con Licencia CC4.0: Psicología Curiosa – ¿Cuánto dice la ciencia que se tarda en incorporar nuevos hábitos? por Chus Diez.