Uno de los libros más influyentes en mi vida ha sido “Cómo ganar amigos e influir sobre las personas”, del autor estadounidense Dale Harbison Carnegie, publicado en 1936. Este libro trata de las relaciones interpersonales y aún sigue siendo popular hoy en día debido a la limpieza de su estilo, la claridad de sus argumentos y la certeza de sus enseñanzas.
Mi madre compró el libro antes de que yo naciera, pero nunca lo leyó. Su portada era muy poco llamativa, el título era simple y sus hojas no contenían ilustraciones. Al principio, el libro no llamó mi interés, pero ya que en mi casa había menos y menos libros por leer (especialmente lecturas infantiles y juveniles), decidí echar un vistazo a este libro.
Yo no debía tener más de 12 años, pero aún así, el libro me atrapó por completo de principio a fin y hasta el día de hoy me ha dejado lecciones valiosas que quiero compartir contigo. El libro consta de 4 partes:
1. Técnicas fundamentales para tratar con el prójimo.
2. Seis maneras de agradar a los demás.
3. Logre que los demás piensen como usted.
4. Sea un líder: Cómo cambiar a los demás sin ofender ni despertar resentimientos.
En esta oportunidad, como ya habrás notado, abordaré brevemente la segunda parte del libro: Seis maneras de agradar a los demás. Esta sección contiene a su vez 6 subsecciones, que voy desarrollar sin basarme en lo que expone el libro, sino en las ideas principales que me parece importante resaltar desde mi propia experiencia. Así no te quedas sin excusa para leer el libro pero tampoco te quedas con las ganas de saber de qué se trata:
1. Haga esto y será bienvenido en todas partes
Seguramente te has encontrado en situaciones en las que te cuesta mucho desenvolverte y mostrar tu mejor faceta. Tal vez sea porque te sientes incómodo por el ambiente en el que estás, no conoces a nadie o no sabes qué decir o hacer para que los demás te vean como alguien amistoso y agradable.
En esos momentos, comenzamos a imaginar cientos de posibles respuestas a la única pregunta que nos agobia en ese momento: ¿Cómo ser una persona interesante, encantadora y carismática? Muchos de nosotros ideamos apuntes graciosos o comentarios agudos e inteligentes, o simplemente nos detenemos escuchar hasta que veamos una pequeña oportunidad para demostrar que merecemos ser aceptados y tenidos en cuenta.
El error de la mayoría consiste en pensar en ellos mismos (¿Qué digo, cómo lo digo, cuándo lo digo?), buscando desesperadamente algún recurso, truco o habilidad de último minuto para encajar y dejar un buen concepto en los demás. Dale Cargenie nos da la solución a este pequeño inconveniente de la manera más sencilla posible:
Interésese auténticamente en los demás.
Eso es todo lo que debes hacer. Deja de preocuparte por ti mismo y busca en los demás algo interesante de lo que quieran hablarte, pero no lo hagas como si aplicaras una fórmula de manera mecánica. Debes interesarte en la otra persona de manera genuina. Cuando preguntas por preguntar y tratas de simular que te importa lo que tu interlocutor está diciendo, algo dentro de esa persona activa las alarmas y te define como sospechoso, aunque conscientemente no sea notorio.
Personalmente, para mí esta estrategia es infalible y ha sido un aspecto fundamental de mis relaciones personales desde entonces. Por supuesto, me costó aplicarla al principio, pero una vez noté su efectividad, conscientemente busco algo que me interese realmente de la otra persona y aunque yo tenga muy poco que decir, esa persona sentirá que la conversación fue agradable, porque toda mi atención estuvo puesta en ella.
Desde mi punto de vista, todos los seres humanos son personas misteriosas, interesantes y atractivas de algún modo. Lo que sucede es que usualmente no nos esforzamos por excavar un poco y encontrar lo que hace único e irrepetible al otro. En muchas ocasiones, ni siquiera el otro reconoce esta condición y se esfuerza por exhibir lo que piensa que llamará la atención de los demás y lo pondrá en un buen concepto a nivel social, cayendo en lugares comunes y en clichés sociales que le restan valor u atractivo.
2. Una manera sencilla de causar una buena primera impresión
A veces nos complicamos tanto que olvidamos los fundamentos de las relaciones sociales y cuando nos relacionamos con otros enfocamos nuestra energía en aspectos complejos como la duración de la mirada, la postura, la firmeza con la que se estrechan las manos, el tono de voz, etc.
Si bien esto es importante y puede ofrecernos gran cantidad de información valiosa, no tiene por qué hacernos olvidar de lo que siempre ha sido efectivo y en lo primero que debemos hacer cuando interactuamos con alguien. En este sentido, el consejo de Dale Carnegie es simple: Sonríe.
Nunca te apartes de los fundamentos, pues son los que nunca fallan y los que son más notorios para los demás. Es posible que tus palabras sean agradables, muy bien pronunciadas y elegidas, pero si dejas de sonreír en un momento clave, perderás gran parte de tu esfuerzo y los resultados serán menores.
3. Si no hace usted esto, va a pasarlo mal
Hacer un comentario inapropiado, contar un chiste nada gracioso, tartamudear, hablar demasiado rápido o demasiado despacio, reírse demasiado suave o demasiado fuerte… De los infinitos errores que cometemos cuando nos relacionamos con los demás, uno de los más devastadores consiste en olvidar el nombre de la persona con la que estamos hablando.
Muchas personas se excusan de este error afirmando entre sonrisas y malos chistes lo pésimos que son recordando nombres, aludiendo a que es una condición ineludible e inmodificable. Aunque algunas personas realmente tienen problemas para recordar nombres y asociarlos con rostros, la gran mayoría simplemente son perezosos y no se interesan lo suficiente en la otra persona.
Casi nunca el problema es de memoria o de reconocimiento facial. Con frecuencia, el problema se debe a que no prestamos mucha atención cuando nos presentamos porque lo vemos como una norma social obligatoria y automatizada que queremos tramitar lo más pronto posible. Estrechamos las manos o besamos en la mejilla pero prácticamente cerramos nuestros oídos a esa interacción social rutinaria.
Para recordar nombres, basta simplemente con prestar un poco más de atención. Siempre podemos preguntar por el nombre de la otra persona una o dos veces más, por ejemplo, si no escuchamos bien su nombre, hemos conocido a muchas personas nuevas ese día o simplemente lo olvidamos por completo.
También existen trucos mnemotécnicos para recordar nombres (recordar a alguien con el mismo nombre y buscar el parecido entre ambas personas; asociar su nombre a algo muy extraño o gracioso; repetirlo mentalmente 5 o 6 veces mientras nos enfocamos mentalmente en el rostro de la persona, etc.). El punto es que recordar nombres es una habilidad social no-negociable y si deseas ser una persona carismática, debes desarrollarla.
A mí solía sucederme lo mismo y para excusarme, decía que era muy malo para los nombres. Las personas a mi alrededor sonreían incómodamente y fingían entender, cuando lo más importante para cualquier persona es su nombre.
4. Fácil manera de convertirse en un buen conversador
Cada una de estas ideas merece una publicación completa, puesto que son ideas tan centrales en las relaciones personales que de estos fundamentos se desprenden la mayoría de recomendaciones para mejorar las habilidades sociales. Sin embargo, si tuviera que resumir todos mis consejos a uno solo sería la idea de Dale Carnegie, que dicta que para ser un buen conversador es necesario saber escuchar. Dale Carnegie lo resume así:
Sea un buen oyente. Aliente a los demás a hablar de sí mismos.
Ser un buen oyente no consiste simplemente en escuchar pasivamente todo lo que la otra persona tiene que decir. He conocido personas que se esfuerzan tanto en escuchar que cuando los demás tratan de llevar la conversación hacia ellas y quieren hacerlas hablar, estas personas evaden el tema porque quieren seguir escuchando, pues así se sienten más cómodas, aunque pueden parecer menos implicadas en la conversación.
Esto las convierte en personas aburridas o incluso en personas sospechosas, pues dan la impresión de que son muy herméticas e inaccesibles. Por supuesto, una persona que no deja ver un poco de sí misma no va a ser una buena conversadora y mucho menos una persona agradable.
Con esto quiero decir que no simplemente debes escuchar a lo que la otra persona dice, sino que también debes conectar lo que la persona dice con tu propia experiencia.
Saber escuchar es una habilidad que nunca termina de desarrollarse completamente puesto que es más compleja de lo que parece. Mi recomendación por ahora consiste en escuchar atentamente con el fin de estimular la conversación con una pregunta, apunte o comentario que refleje que lo que hemos escuchado ha sido procesado e integrado por nosotros porque de verdad nos interesa.
5. Cómo interesar a la gente
Una vez que nos interesamos genuinamente por el otro y le escuchamos atentamente, debemos procurar que la conversación que entablamos no sea aburrida o demasiado casual. Si queremos tener conversaciones estimulantes y memorables, Dale Carnegie nos ofrece este sencillo consejo:
Hable siempre de lo que le interesa al otro.
Las personas adoran hablar de sus intereses personales. A todos nos encanta hablar sobre lo que nos apasiona y lo que nos hace sentir satisfechos y motivados en la vida. Es por esto que en ocasiones las conversaciones sobre la familia, el trabajo o el estudio se vuelven tan insulsas y vacías.
Estos temas se han vuelto obligatorios y de cortesía, pero si no los conectamos con los que realmente le llama la atención a la otra persona, nuestras relaciones sociales están condenadas al fracaso y la esterilidad.
6. Cómo hacerse agradable ante las personas instantáneamente
Como podrás notar, la segunda sección del libro hace énfasis en las mismas ideas, aunque con un abordaje ligeramente distinto. Si nuestro interés es ser una persona agradable, buena conversadora, carismática, interesante y encantadora, es necesario que trabajemos en los puntos más básicos (el nombre de la otra persona, la sonrisa, el saber escuchar, etc.).
Sin embargo, hay una idea básica que permea todos estos consejos: Debes estar dispuesto a abandonar tu ego y concentrarte en alguien diferente a ti. De lo contrario, es posible que finjas durante un tiempo que te interesan los demás, pero eventualmente va a ser notorio que te relacionas con los demás por razones personales e individuales, y que tus intenciones están cargadas de intereses egoístas. Por eso, Dale Carnegie cierra con esta recomendación:
Haga que la otra persona se sienta importante, y hágalo sinceramente.
Si quieres hacer sentir a alguien importante, debes abandonar tus intereses personales y buscar puntos en los que la otra persona te despierta admiración o curiosidad. De esta forma, transmitirás la sensación de que esa persona tiene cosas interesantes por contar y que no te estás relacionando con ella simplemente por cortesía, obligación o conveniencia.
Fuente con Licencia CC4.0: Tu Cambio Es Ahora – 6 maneras de agradar a la gente según Dale Carnegie por Tu Cambio Es Ahora.