Este post va sobre las relaciones, de cómo cuidarlas, que sean profundas y con raíces sólidas. Esto te ayudará a que tus relaciones sean más duraderas, en definitiva. Sigue leyendo, ¡seguro que te gusta!
¿Qué problema hay hoy en día para encontrar relaciones duraderas y estables? Podría nombrar un sinfín de hipótesis, pero voy a centrarme en las más importantes—o eso creo—:
Seguro que, como yo, has caído en más de una ocasión en esta distorsión cognitiva. Consiste nada más y nada menos en tener la certeza de que sabemos lo que va a pasar en un futuro. ¿Que qué? Os pongo un ejemplo: “soy inaguantable. Mis relaciones no duran nada por mi culpa. Seguro que ésta persona también me acaba dejando” o “el amor no existe. Al final uno u otro acaba siendo infiel”.
Y, finalmente, la relación se acaba. Mucho cuidado con esto, porque precisamente, creer que sabemos lo que va a pasar, nos lleva a actuar de tal forma que aquello a lo que temíamos acaba pasando. A esto se le llama profecía autocumplida.
Tips: Ten en cuenta que esos pensamientos son hipótesis. Cuando esta clase de pensamientos te invadan, te invito a que los identifiques. Una vez los tengas localizados, intenta pensar si tienes hechos observables y comprobables que demuestren que lo que piensas es cierto. Si es que no, olvida tus hipótesis y vive el presente.
Es bastante obvia. Se trata de creer que leemos la mente de la otra persona, es decir, que “sabemos” todas las razones/motivaciones/causas por las que otra persona actúa de cierta manera. Por ejemplo, le contamos a nuestra pareja un error que hayamos cometido y automáticamente comenzamos a creer que ha cambiado en ciertos aspectos porque “seguro que piensa que soy un bicho raro” o porque “se ha desencantado con nosotros”.
También puede darse en sentido contrario. Quiero decir, es muy frecuente creer que por el hecho de ser pareja, la otra persona tiene que conocernos a fondo y que debe detectar enseguida lo que nos pasa, sin nosotros comunicarle absolutamente nada. Ya os podéis imaginar la cantidad de decepciones y discusiones que genera esta distorsión.
Esta situación es muy común en todas las relaciones. Por ejemplo, algo nos inquieta, estamos tristes, nerviosos etc y nuestra pareja pregunta “¿estás bien?” a lo que nosotros@s respondemos “sí, estupendamente”. Nuestra pareja no es un adivin@, si nosotros@s decimos que todo está bien, la persona interpretará evidentemente que todo está bien. No exijamos que nos adivinen el pensamiento.
Solución: Intenta contarle a tu pareja lo que te inquieta o te preocupa, no esperes a que sea él/a el que dé el paso. No es bueno obligar a nadie a que sea un genio de la lámpara mágica y exigirle que nos lea correctamente nuestros pensamientos.
Ésta es más complicada de explicar, porque necesitaría mucho más tiempo para ahondar en esta cuestión. A grosso modo, el mundo 2.0 en el que vivimos nos ha acostumbrado a obtener resultados en un clic, todo es muy rápido, todo es cambiante. Las relaciones, por supuesto, no están exentas de esta rapidez.
Os pongo un ejemplo que representa muy bien lo que quiero decir: el famosísimo Tinder. ¿Que la persona no te gusta? Clic y a otra cosa. ¿Que la persona sí te gustaba pero cuando quedasteis no salió bien? Clic y a buscar otras opciones, total, gracias a Instagram, Facebook o Snapchat podemos conocer a muchos más peces en el mar (o no).
Pues precisamente esto repercute en la forma en la que entendemos las relaciones. El pensar que hay muchas más opciones (mejores o peores que nuestra pareja) hace que no profundicemos, que no ahondemos en la persona ni en nosotros mismos. En consecuencia, tenemos una relación que no nos proporciona plenitud—lógico, ¿no?—.
¿Qué puedes hacer? Te animo a que pases más tiempo a solas con tu pareja, sin móvil—o si tienes que llevarlo, al menos no lo mires—. La intimidad favorece que te focalices en lo que tu pareja y tú estáis viviendo, que os contéis vuestras inquietudes, miedos y vivencias a lo largo del día. Verás cómo estás menos distraíd@ y más centrad@ en los momentos que vivís juntos.
Con esta distorsión entendemos la realidad de forma extremista, sin términos medios. Por ejemplo, un día nuestra pareja no ha estado atenta a nuestras necesidades. Automáticamente pensamos “es un egoísta”, “nunca me hace caso”, “siempre es igual”. Fíjate que se tiende a utilizar términos absolutistas “nunca”, “siempre”, “todos”, “ninguno”, etc.
¿Cómo solucionarlo? Entiende que las personas no somos o blanco o negro, existe una compleja gama de distintas tonalidades de grises. No somos “buenos” o “malos” por hacer un gesto u otro, y seguro que no se repite “siempre”. Te propongo que estés muy atento a cada vez que pienses o uses términos absolutistas. Cuando los detectes, piensa si en realidad esa cosa que te molesta ocurre “siempre”, o “nunca” o si esa persona es “egoísta” la mayoría de las veces.
Todas estas distorsiones cognitivas, aunque no lo creas, afectan a tus relaciones. Puede que tus relaciones no sean duraderas o puede que sí, pero no te sientas completamente feliz con ellas. Lo importante es saber identificar estas distorsiones en el momento que aparecen, ser muy conscientes del efecto que provocan y plantearnos las cuestiones más arriba citadas.
Evidentemente, pueden existir otros problemas de fondo que estén mermando la calidad de tu relación. Te invito a que reflexiones sobre ello y trates de mediar con tu pareja, dialogar y llegar a un punto en común. Lo importante es expresar lo que sentimos y escuchar de forma activa. Por último, me gustaría añadir que espero que las pautas anteriormente citadas os sean de provecho.
Fuente con Licencia CC4.0: Mediando Juntos – Relaciones interpersonales de calidad por Marina García.
Usamos Cookies para tu mejor experiencia